El gato tailandés es el ancestro del siamés moderno, que con el tiempo, con las selecciones realizadas por los criadores, se ha alargado mucho. Algunos criadores, sin embargo, siguen criando el gato tailandés que, a diferencia del siamés, es mucho más musculoso, con un hocico redondeado y mejillas regordetas. También el carácter es diferente, el tailandés es muy cariñoso, inteligente, activo y es definido por muchos como el perro-gato, de hecho tiene muchos comportamientos comunes a los perros tanto por su carácter sociable como por su apego a los humanos.
Es originario de Tailandia, como su nombre ya indica, y cuando hablamos del tailandés también hablamos del siamés, porque los orígenes de estas dos razas son exactamente los mismos. Hacia finales del siglo XIX se importaron algunos ejemplares de gato siamés desde Tailandia, que es el antiguo Siam, a Gran Bretaña, y tuvieron bastante éxito tanto por su aspecto como por su carácter.
No fue hasta finales de los años 70 del siglo pasado cuando algunos criadores iniciaron una selección más específica que quería acentuar los rasgos exóticos de la raza y tras cuidadosos cruces y selecciones llegaron a obtener el actual gato siamés de aspecto cónico y esbelto. Otros, por el contrario, como ya se ha dicho antes, siguieron criando el antiguo gato siamés que entonces se llamaba tailandés para diferenciarlo del otro.
Carácter del gato tailandés
El gato tailandés es muy sociable, expansivo y también muy hablador. A menudo busca el contacto físico, le encanta, de hecho, sentarse en las rodillas del amo y, en cualquier caso, estar siempre lo más cerca posible. De hecho, tiende a vincularse a un miembro de la familia con el que se hace inseparable y sufre si es descuidado por el que ha elegido. Sin embargo, es muy cariñoso también con los demás miembros de la familia.
Se adapta muy bien tanto al entorno como al núcleo familiar, no tiene problemas para vivir solo en un apartamento, y también con un núcleo familiar numeroso o con un solo propietario. Lo importante es no dejarlo solo durante mucho tiempo porque sufre mucho la soledad. Le encanta jugar y por eso se lleva bien con los niños y también con otros animales con los que comparte el entorno.
Se le pueden enseñar juegos, como buscar sus juguetes y traerlos de vuelta, y con un poco de paciencia también se le puede enseñar a salir con la correa. Le gusta mucho el calor y en invierno siempre está cerca de las chimeneas o los radiadores. No le importa en absoluto salir en las estaciones lluviosas o frías, mientras que, por el contrario, si tiene la posibilidad de una terraza o un jardín en verano le encanta tumbarse al sol.
Como ya se ha dicho maúlla mucho, y así sabe hacerse entender y también pedir atención, con los extraños al ser un gato muy curioso se acerca enseguida, pero depende de él si acepta a la persona o no.
Aspecto del gato tailandés
El tailandés es un gato de tamaño medio, el macho puede alcanzar un máximo de unos 5 kilogramos. El cuerpo es musculoso, pero también esbelto y elegante. Las patas son de longitud media, redondeadas en los extremos. La cola es de longitud media, ligeramente afilada y termina en punta.
La cabeza tiene forma de cuña con contornos redondeados, ligeramente más larga que ancha. Las orejas son de tamaño medio, anchas en la base, bien espaciadas y con puntas redondeadas. Los ojos son ligeramente almendrados, bastante distantes entre sí y de un hermoso color azul, brillante y luminoso.
El pelo del manto es corto, casi sin subpelo. Es grueso y sedoso y se caracteriza por el tono de color llamado colourpoint, por lo que debe tener un claro contraste entre el color de las puntas y el del cuerpo. El punto incluye: orejas, máscara, patas y cola. Los colores del pelaje pueden ser varios, el más común es el punto de foca, el cuerpo crema y el punto marrón, que son las extremidades. Los otros colores, siempre rigurosamente de punto de color, son: rojo, azul, crema, chocolate, fiery, lila.
Cuidados y salud del gato tailandés
El gato tailandés, perteneciente a una antigua raza natural, es fuerte, sano y longevo.
En cuanto al cuidado del pelaje, sería aconsejable cepillarlo una vez al día durante el periodo de muda, mientras que normalmente un par de veces a la semana es suficiente y alisarlo con un paño suave o una piel de gamo es suficiente para mantenerlo brillante.
Para la alimentación no hay expedientes particulares ya que es un gato que no tiene tendencia a engordar.