El motor de combustión interna se ha convertido en una parte integral de nuestras vidas porque, desde el punto de vista energético, es una de las formas más eficientes de desarrollar la mano de obra. Para entender el impacto que esta tecnología ha tenido en miles de millones de vidas a lo largo de los años, basta con pensar en el transporte y los servicios.
En las próximas décadas, lo más probable es que haya una tendencia a sustituir el motor de combustión por motores eléctricos, pero es innegable que, pase lo que pase, la tecnología del motor de combustión interna ha tenido un impacto decisivo e innegable en nuestra historia.
Quién inventó el motor de combustión interna
Sin pelos en la lengua, el primero en patentar un motor de combustión interna fue el ingeniero italiano Enrico Zeno Bernardi. También fue el primero en construir un vehículo real con motor de combustión en 1884.
Por supuesto, sería erróneo decir que sin él nunca se habría inventado esta tecnología, pero fue el primero y uno de los más importantes pioneros junto con Eugenio Barsanti, Felice Matteucci, los italianos que inventaron la tecnología en Florencia, Etienne Lenoir (belga), Nikolaus August Otto, Karl Benz y Gottlieb Daimler (alemán).
Inspirado en la pistola de Alessandro Volta, otro famoso inventor italiano, Barsanti tuvo la idea de crear un motor que funcionara mediante la expansión de un gas. Aprovechando la expansión del hidrógeno, el proyecto de Barsanti y Matteucci se denominaría posteriormente motor Barsanti Matteucci.
Se trataba de un motor de tres tiempos, de admisión, combustión y escape, que distribuía la fuerza motriz al eje mientras el pistón descendía, previamente empujado hacia arriba por la expansión del gas. Así que fue la presión atmosférica y el peso del pistón lo que permitió que el eje se moviera. Por ello, este sistema de tres tiempos también se denomina gravioatmosférico.
La primera memoria fue depositada por los dos inventores en la Accademia dei Georgofili en 1853 y supuso un gran avance en términos de eficiencia energética respecto a las anteriores máquinas de vapor, ya existentes en la época.
Impacto del motor de combustión interna en nuestras vidas
Muchas veces el ser humano tiene la tendencia a apreciar las cosas sólo cuando ya no están. Aunque cualquiera puede entender que esta tecnología es esencial hoy en día, creo que es útil dar algunos ejemplos para ponerte en situación de entender el concepto que me gustaría expresar aún mejor.
Imaginemos que nunca se hubiera inventado el motor de combustión interna. Nos levantamos a las cuatro de la mañana, estamos listos a las cinco, cogemos el paraguas y llevamos a nuestros hijos a la escuela más cercana, que está a unas dos horas de distancia.
Con la esperanza de no tener que volver y de que el lugar esté en el camino, nos ponemos en marcha y llegamos a la fábrica tan mojados y cansados como pingüinos en primavera. Ya son las nueve de la mañana y así, descansados como estamos, podemos empezar nuestra jornada laboral de ocho horas más una pausa de dos horas para comer que aprovecharemos para llevar a nuestros hijos a casa.
A las siete de la tarde, hacíamos el mismo recorrido y, tras otra caminata de apenas cuatro horas, estábamos listos para cenar en casa, con la esperanza de que hubiera alguien, un cónyuge desempleado o un padre jubilado, que hubiera hecho la compra y preparado la comida para nosotros.
Por fin llega el día en que comienzan las vacaciones, no podemos alejarnos demasiado porque cualquier viaje a ciudades lejanas podría durar meses. Cogemos la caña de pescar, nos levantamos muy temprano y nos vamos a pasar el día con la familia.
La vida podría ser un poco más saludable, pero no nos permitiría dar rienda suelta a nuestras pasiones y, en cualquier caso, en caso de emergencia, seguramente estaríamos en grandes dificultades, ya que la ayuda podría llegar después de medio día, en el mejor de los casos.
Llegados a este punto, creo que estás en condiciones psicológicas de comprender hasta qué punto el motor de combustión interna ha cambiado nuestras vidas y nuestra historia.